Haro Galli

¿Quién es Haro Galli?
Emilio Haro Galli, conocido simplemente como Haro Galli, es un artista visual, ceramista y artesano popular nacido en Colonia Santa Rosa, Salta. Pasó su infancia entre la selva salteña y el Chaco formoseño, donde vivió en contacto con la naturaleza y el mundo rural, influencias fundamentales en su obra.
Un artista autodidacta y viajero
Aprendió a pintar de manera autodidacta alrededor de los 25 años y más adelante se dedicó a la cerámica en Cafayate. Viajó por América y Europa, hasta que eligió establecerse en Tilcara, Jujuy, donde fundó su taller Utama (que significa «tu casa» en aymara).
Estilo y temáticas
Su obra está profundamente ligada a la vida cotidiana de los pueblos originarios del norte argentino. Representa escenas festivas, carnavales, pisadores de uva, músicos con sikus y vendedores de feria. Sus figuras humanas son inconfundibles: labios gruesos, sombreros, y expresión festiva o crítica.
Utiliza técnicas mixtas: pintura con pigmentos naturales, cerámica, collages con materiales reciclados como chapa, sogas y maderas. La estética colorida y popular de su arte convive con una fuerte crítica social.
El taller Utama
Utama es su espacio de producción, caótico y lleno de vida, donde conviven cientos de obras. Allí crea sin pausa, con el compromiso de que la inspiración lo encuentre trabajando: “Todos los días trabajo… la inspiración tiene que encontrar al pintor en el caballete”.
Premios y exposiciones
- Premio en la Bienal de Artesanías de Buenos Aires (2007)
- Premio en el Salón de Creatividad Artesanal de Berazategui
- Primer premio provincial de artesanías en Jujuy (2017)
- Exposiciones en Argentina, Bolivia, Perú, Italia, España, Alemania y Holanda
Arte y compromiso
Haro Galli también ha creado obras de denuncia y protesta, con temáticas como la lucha contra la minería y los reclamos indígenas. Su arte es tanto celebratorio como político. Se define como artista popular, un creador comprometido con la comunidad y la tierra que habita.
Legado
Afirma no ser “ni salteño ni jujeño”, sino “parte del norte argentino”. Su objetivo: “seguir pintando hasta el segundo antes de morir… y tal vez luchar por un mundo mejor, a través del trabajo de uno”.
Su obra forma hoy parte inseparable del paisaje cultural de Tilcara y la Quebrada de Humahuaca.